Septiembre 24 de 2010
Sergio Muñoz, Presidente OCE-Unicesar, Miembro de la Dirección Nacional del Polo Joven.
Es necesario que todos los sectores en los que se organiza la sociedad cuenten con normas de funcionamiento. Es necesario además que esas normas sean acordadas por la colectividad, y no impuestas, con el fin de que sean acatadas a plenitud. De esto se colige que, al ser consensuadas las reglas de juego, todos los actores deben ejemplificar con su conducta el cumplimiento y la hoja de ruta de su respectiva organización, con el fin de cumplir de la mejor manera sus objetivos.
En las organizaciones políticas, y en particular en el Polo Democrático Alternativo, ejemplo de pluralidad étnica, cultural e ideológica, además de organizativa, esta verdad de a puño debe aplicarse como el que más. El no acatamiento de las normas estatutarias será el arma predilecta de nuestros enemigos para cooptar o para dividir al PDA, será su arma mejor explotada. Es por esto que la unidad, preciado tesoro de nuestro Partido, se cimentará sobre la base del celoso respeto a los Estatutos, nacidos del consenso de las diversas tendencias políticas en el Polo.
Resulta por lo tanto curioso que se autodenomine como “democrática” la tendencia de Gustavo Petro, tendencia caracterizada por sus constantes ataques al PDA y a su unidad. Reuniones con Juan Manuel Santos, en contra de las directivas del Comité Ejecutivo; pretender ser el dueño del 1’300.000 votos de las presidenciales, obviando que en el 2006 obtuvimos el doble de votos; alianzas regionales con sectores por fuera del Polo; no acatamiento a las directivas nacionales; coqueteos con el gobierno de Santos, que continúa la política uribista; el apoyo anunciado a candidatos diferentes a los del PDA (como a la esposa de Antanas Mockus, Adriana Córdoba), entre otras tantas perlas. Parece que tuviera como fin “desintegrar o eliminar sistemáticamente un conglomerado social, en este caso, un partido político”, como el mismo Petro lo señaló en un debate en el Congreso de la República.
Es apenas lógico que defender unas reivindicaciones y un programa como los del Polo requiere coraje, valentía. Más aún cuando este ambicioso proyecto de unidad de la izquierda democrática sufre ataques por todos los flancos; entonces ¿cuál es el odio contra el Polo? El senador Jorge Robledo nos da la respuesta: “Nos hemos constituido en el último dique contra la política neoliberal”. Cinco de años de hostigamiento, persecución, interceptación ilegal (tanto de teléfonos, correos electrónicos, correspondencia, como de personas), atentados, asesinatos y desprestigio contra el Polo y sus dirigentes debería haber dado al traste con el esfuerzo conjunto de las fuerzas de izquierda de ofrecerle una alternativa al país. ¡Cuán equivocados están! A pesar del macartismo y la persecución oficial, aupada por gobiernos extranjeros, el PDA continúa indisoluble, cohesionado firmemente, sólido en sus principios y presto a dirigir a las grandes masas y sectores de este convulsionado país.
¿Cuál es, entonces, el futuro del Polo Democrático Alternativo?
En este momento histórico, de exacerbación de las contradicciones por la profundización de la política neoliberal y antinacional, cada vez más sectores se verán golpeados, cual es el caso de los ganaderos, e indefectiblemente pedirán a gritos una organización política capaz de defender sus intereses, estrechamente ligados a los intereses nacionales; una organización con la claridad suficiente para dirigir y para prever los giros de las diferentes situaciones y aun así no perder el rumbo; una organización diáfana que nunca haya traicionado al país. Esa organización es el Polo Democrático Alternativo.
En ese orden de ideas, resulta imprescindible que en este momento histórico, el Polo continúe en su rol de oposición, que no se desdibuje entregándose a los cantos de sirena del embrujo verde neoliberal, en el cual, tendremos mucho por perder y absolutamente nada por ganar. Debemos hacer claridad que ningún candidato representa un cambio efectivo, sino el agudizamiento de la crisis política, social y económica. El PDA se constituyó para defender la soberanía, construir la democracia y la paz. No arriaremos estas banderas.
Cómo lo señaló Franz Kafka, “afortunadamente la incongruencia del mundo es de índole cuantitativa.” Y en este caso el incongruente sólo es Gustavo Petro.